sábado, 21 de noviembre de 2015

PORQUÉ NO DEBE GANAR MACRI



El día domingo, el pueblo argentino va a resolver, por la vía de la democracia formal, cuál será la naturaleza del próximo gobierno, puesto que la primera vuelta, ha puesto en dos planos antagónicos, por un lado al populismo heredero del peronismo y por otro, a la derecha en su versión más reaccionaria.
No será una segunda vuelta fácil, porque el peronismo en su fase kirchnerista, sobre todo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, ha estado salpicado por graves hechos de corrupción, que, desgraciadamente, ha afectado también a todos los gobiernos populistas de la región. Sabemos que el peronismo, tal como lo planteo Perón en la década de los 40, se agotó en los primeros años de su gobierno, en su intento de desplazar del Poder a las oligarquías terratenientes y de transferirlo a la naciente clase media. En sus orígenes, como la mayor parte de los populismos latinoamericanos, estuvo influenciado por el nacional socialismo y posteriormente, en el segundo período de Perón, adquirió matices socialdemocráticos, de acuerdo con la época. La modernidad modificó la tendencia general del peronismo pero conservó su tendencia socialdemócrata, aunque con las graves desviaciones que también afectarán el “zquierdismo” de Bachelett en Chile, de “Lula” en Brasil, y del propio Pepe Mujica.
Debido a su consistencia política y su naturaleza populista, como consecuencia de la grave crisis económica del Imperialismo que afectó también a Europa, América Latina no pudo escapar a sus efectos y debió terminar por transar con los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el FMI, desplazando el peso de la crisis sobre los rubros sociales de su gobierno. Ahora, la segunda vuelta, ha movido por parte de la derecha argentina, todos los recursos en su intento de desprestigiar al kirschnerismo y de alguna manera lo ha conseguido sobre todo en la clase media y los sectores menos conscientes de la clase trabajadora y del lumpen proletariado conocido como los “piqueteros”, es decir gente sin techo y sin trabajo.
Qué pasará con la Argentina si gana Macri?: lo que es previsible. Como cualquier gobierno de derechas en cualquier lugar de la tierra, incluso en los Estados Unidos, reestructurará al Estado y liquidará el populismo, a fin que la clase dominante argentina que sufrió restricciones sino pérdidas inmensas en el kirchnerismo, para que a corto plazo, desarrolle su proyecto post-neoliberal para que se recapitalice, fortalezca los mecanismos económicos de reajuste volcando el peso de la crisis inevitable, sobre las espaldas de los pobres: es decir los trabajadores, sean estos manuales o intelectuales. Macri no tiene otra salida. El Imperialismo que sostuvo por largo tiempo las acciones desestabilizadoras de la derecha, entre las cuales el diario “Clarin”, que fue el portavoz de la derecha más reaccionaria, para que se le restituyan sus privilegios de clase, impondrá los reajustes estructurales de la economía sobre la base del recorte del área social: es decir, salud, trabajo y educación. El instrumento para esto, será la flexibilización de la legislación laboral, de tal manera que se permita, sin ambages, despedir a miles de trabajadores ampliar sus márgenes de ganancia de la empresa privada. Ningún gobierno por muy democrático que sea, querrá compartir los efectos del reajuste de la crisis. Los despidos masivos, la reducción de salarios y el alza de precios de los artículos de primera necesidad, son los remedios sanchopancistas de la reacción derechista y a Macri no le templará la mano a tiempo de ejecutar las instrucciones del Imperialismo. Es la última trama de los reajustes en la versión “izquierdista”: por la derecha, son los síntomas de la corrupción del kirchnerismo, el alza del dólar paralelo, el contrabando, los negociados desde el gobierno, etc., son los errores montados sobre los cuales puede volver la derecha mas reaccionaria.
El populismo no es un camino sin fin y en algún momento, deberá radicalizarse hacia la izquierda o de lo contrario está condenado a derechizarse. Por eso, en esta etapa de decisiones, había que buscar objetivos comunes; pero la izquierda progresista, no tuvo la capacidad de plantear una alternativa y por ello mismo, puede ser corresponsable de la debacle. Por su parte, si Scioli fuera eventualmente elegido, no tiene otra alternativa que acometer un proyecto nacional, popular, democrático y antimperialista destinado a reactivar la economía sobre la base del potenciamiento de su industria y la agropecuaria y paralelamente, el fortalecimiento de organismos regionales destinados a crear un mercado regional ágil, complementario y equitativo.
Confiamos en que los argentinos sepan elegir con sabiduría.
La Paz, 20 de noviembre de 2015.

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