Hernán E.
Calapiña Alfaro (Estudiante de Base, Carrera de Derecho)
Actual conflicto
que ya lleva más de un mes con el campus tomado y mostrando al desnudo la
corrupción, los sobornos, el abuso de poder por parte de la fiscalía Tarijeña y
el uso desmedido de la fuerza policial en contra de los estudiantes que
realizaban la toma y luchan por el justo pedido de que se respete el voto
estamentario.
Las elecciones
desembocaron en conflicto el candidato Eduardo Cortez Baldiviezo ganando la
segunda vuelta en docentes pero no así en estudiantes, recurrió a los estrados judiciales,
violando la normatividad y pasando por encima del voto estudiantil, siendo algo
indignante y bochornoso que para muchos es una de las señales de la crisis
institucional que otros se esfuerzan por negar.
En el actual
conflicto se puede observar la conjunción de elementos que se fueron
encadenando en la dinámica electoral hasta llegar al impase. El problema está
en el cumplimiento de la normatividad, los liderazgos no están a la altura de
los desafíos. Pero hay más elementos que al develarse solo enturbian el
ambiente que debiera ser de buen entendimiento y sana competición.
La actuación del
poder judicial resulta cuestionable y en muchos aspectos, uno de los más
importantes: la notoria falta de imparcialidad. Si en la parte final del
dictamen el tribunal admite su falta de atribución para interpretar la
normativa universitaria, ¿por qué intenta hacerlo en la parte previa? ¿Estarán satisfechos los magistrados con su
nuevo rol de definidores de lides electorales en entidades que gozan de
autonomía (consagrada en la CPE art. 92)? Igualmente es censurable la actuación
de autoridades y candidatos que recurren a métodos vedados como presiones,
prebendas y sobornos.
Hay dos aspectos
esenciales a cumplir en toda contienda electoral: la legalidad y la
legitimidad. Solo en los regímenes de facto puede concebirse una autoridad
impuesta. Es inútil apelar a recursos legales, si no se cuenta con la
aceptación de los mandantes, en este caso docentes y estudiantes. Aceptación no
significa el apoyo total. El sistema democrático nos enseña la obtención de
mayoría de votos; en el caso particular de la universidad, con el voto
estamentario se añade una exigencia más: se debe obtener la mayoría en ambos
estamentos. Cuando un candidato logra aquello, puede ser declarado ganador.
La posición
asumida por la FUL y el consejo de dirigentes debe ser tomada en su debida
dimensión. Es la representación formal del estamento estudiantil que significa
una de las partes del co-gobierno. Los estudiantes están defendiendo el
cumplimiento del voto estamentario conseguido desde el año 2013. Esto es
legítimo, están en su derecho, lo penoso es que no somos escuchados.
Y la Federación
de Docentes (FUD)? ¿Cuál fue la actuación de los docentes en este conflicto?
Más allá de la adhesión de cada quien a cualquier candidatura, los docentes
tendrían que estar conscientes de que el conflicto desnuda la crisis que vive
la UAJMS amenazándola en sus cimientos. La FUD tuvo la magnífica oportunidad de
ejercitar una valiosa mediación, sin embargo, por motivos desconocidos, su
directiva no concluyó con atinadas determinaciones de la asamblea general
realizada en octubre mostrando así una peligrosa falta de capacidad, con lo
cual el estamento docente ha perdido la iniciativa y hasta una cuota de
responsabilidad, por constituir una parte del co-gobierno.
Según el
principio autonomista la solución tendría que surgir desde el interior de la
institución; sin embargo como están las cosas, aquello no se observa, ni si
quiera un acercamiento de las partes.
Así las cosas,
este episodio quedará en la historia de la UAJMS como el pleito nacido en una
interpretación caprichosa de la normativa y en el cual la sucesión de errores
(¿involuntarios?) lo agravaron. Quienes no debían intervenir lo han hecho de la
peor manera, quienes debieran intervenir para bien no lo están haciendo.
En estas
circunstancias la intervención de entidades como el Comité Cívico, la
Defensoría del Pueblo y la Iglesia Católica pese a ser externas, que busca
acercar a las partes, goza de legitimidad por la misión que tienen,
constituyéndose en uno de los últimos recursos en la búsqueda de solución.
El movimiento estudiantil universitario al momento
continua la lucha hombro con hombro, contra las autoridades impuestas y
nombradas mediante resolución judicial y violando así la autonomía
universitaria, siendo estos tachados de maleantes cuando en realidad solo se
busca el respeto al voto estamentario estudiantil.
“Estamos en tiempos de conflictos, si no
permanecemos de pie y luchamos contra este tipo de ultrajes, nos van a
destruir… nos van a destruir el futuro, los sueños y a nosotros mismos.”
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