jueves, 19 de noviembre de 2015

De los conflictos de la UAJMS (Tarija)



Hernán E. Calapiña Alfaro (Estudiante de Base, Carrera de Derecho)


Actual conflicto que ya lleva más de un mes con el campus tomado y mostrando al desnudo la corrupción, los sobornos, el abuso de poder por parte de la fiscalía Tarijeña y el uso desmedido de la fuerza policial en contra de los estudiantes que realizaban la toma y luchan por el justo pedido de que se respete el voto estamentario.
Las elecciones desembocaron en conflicto el candidato Eduardo Cortez Baldiviezo ganando la segunda vuelta en docentes pero no así en estudiantes, recurrió a los estrados judiciales, violando la normatividad y pasando por encima del voto estudiantil, siendo algo indignante y bochornoso que para muchos es una de las señales de la crisis institucional que otros se esfuerzan por negar.
En el actual conflicto se puede observar la conjunción de elementos que se fueron encadenando en la dinámica electoral hasta llegar al impase. El problema está en el cumplimiento de la normatividad, los liderazgos no están a la altura de los desafíos. Pero hay más elementos que al develarse solo enturbian el ambiente que debiera ser de buen entendimiento y sana competición.
La actuación del poder judicial resulta cuestionable y en muchos aspectos, uno de los más importantes: la notoria falta de imparcialidad. Si en la parte final del dictamen el tribunal admite su falta de atribución para interpretar la normativa universitaria, ¿por qué intenta hacerlo en la parte previa?  ¿Estarán satisfechos los magistrados con su nuevo rol de definidores de lides electorales en entidades que gozan de autonomía (consagrada en la CPE art. 92)? Igualmente es censurable la actuación de autoridades y candidatos que recurren a métodos vedados como presiones, prebendas y sobornos.

Hay dos aspectos esenciales a cumplir en toda contienda electoral: la legalidad y la legitimidad. Solo en los regímenes de facto puede concebirse una autoridad impuesta. Es inútil apelar a recursos legales, si no se cuenta con la aceptación de los mandantes, en este caso docentes y estudiantes. Aceptación no significa el apoyo total. El sistema democrático nos enseña la obtención de mayoría de votos; en el caso particular de la universidad, con el voto estamentario se añade una exigencia más: se debe obtener la mayoría en ambos estamentos. Cuando un candidato logra aquello, puede ser declarado ganador.

La posición asumida por la FUL y el consejo de dirigentes debe ser tomada en su debida dimensión. Es la representación formal del estamento estudiantil que significa una de las partes del co-gobierno. Los estudiantes están defendiendo el cumplimiento del voto estamentario conseguido desde el año 2013. Esto es legítimo, están en su derecho, lo penoso es que no somos escuchados.
Y la Federación de Docentes (FUD)? ¿Cuál fue la actuación de los docentes en este conflicto? Más allá de la adhesión de cada quien a cualquier candidatura, los docentes tendrían que estar conscientes de que el conflicto desnuda la crisis que vive la UAJMS amenazándola en sus cimientos. La FUD tuvo la magnífica oportunidad de ejercitar una valiosa mediación, sin embargo, por motivos desconocidos, su directiva no concluyó con atinadas determinaciones de la asamblea general realizada en octubre mostrando así una peligrosa falta de capacidad, con lo cual el estamento docente ha perdido la iniciativa y hasta una cuota de responsabilidad, por constituir una parte del co-gobierno.
Según el principio autonomista la solución tendría que surgir desde el interior de la institución; sin embargo como están las cosas, aquello no se observa, ni si quiera un acercamiento de las partes.
Así las cosas, este episodio quedará en la historia de la UAJMS como el pleito nacido en una interpretación caprichosa de la normativa y en el cual la sucesión de errores (¿involuntarios?) lo agravaron. Quienes no debían intervenir lo han hecho de la peor manera, quienes debieran intervenir para bien no lo están haciendo.
En estas circunstancias la intervención de entidades como el Comité Cívico, la Defensoría del Pueblo y la Iglesia Católica pese a ser externas, que busca acercar a las partes, goza de legitimidad por la misión que tienen, constituyéndose en uno de los últimos recursos en la búsqueda de solución.
El movimiento estudiantil universitario al momento continua la lucha hombro con hombro, contra las autoridades impuestas y nombradas mediante resolución judicial y violando así la autonomía universitaria, siendo estos tachados de maleantes cuando en realidad solo se busca el respeto al voto estamentario estudiantil.

Estamos en tiempos de conflictos, si no permanecemos de pie y luchamos contra este tipo de ultrajes, nos van a destruir… nos van a destruir el futuro, los sueños y a nosotros mismos.”
Viva el voto estudiantil carajo”

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