Desde los estudios de Federico Engels, basado en los escritos de Lewis Henry
Morgan sobre “Las sociedades antiguas”, no ha habido esfuerzo intelectual
alguno que haya mejorado la visión antropológica científica sobre el origen y
desarrollo de la raza humana. Esa visión, basada en las observaciones de grupos
humanos incluso contemporáneos a la fecha de esos estudios, nos ofrece la
posibilidad de contar con recursos intelectuales necesarios para estudiar la
forma cómo se desarrolló la sociedad humana a partir del primitivo salvajismo
hasta el estadio de la civilización. Estos elementos, nos han permitido
comprender mejor la formación y el curso de desarrollo de las sociedades
humanas que poblaron esto que viene siendo el territorio nacional, en el
contexto de la formación y desarrollo de las sociedades humanas de América,
antes de la colonización española. Según el criterio de estudiosos, el hombre
americano hubiera venido de inmigraciones múltiples, la principal de las cuales
habría transpuesto el estrecho de Beringia, alrededor de 40.000 a 17.000 años
antes de nuestra era. Esto decir, que cuando mongoles y esquimales atravesaron
el Estrecho de Beringia, las sociedades de las que formaron parte, ya habían
salido del estado inferior del salvajismo y, por el grado de desarrollo de los
instrumentos que portaban, entre ellos el arco y la fecha, así como primitivas
formas de alfarería, estaban transitando entre el estado del salvajismo
inferior, al salvajismo medio. De ese punto de desarrollo, el hombre americano,
inició el proceso de su desarrollo autónomo paralelo de sus congéneres
eurásicos. Tal como lo han demostrado muchos autores, entre ellos, Jarred
Diamont y su libro “Armas, gérmenes y acero: el facto de la sociedad humana”,
la llegada de los eurásicos sobre todo y posteriormente los polinesios y los
australianos, el nivel de desarrollo del hombre americano, respecto de sus
antepasados eurásicos, era muy distante. Mientras que el eurásico en general
había logrado un nivel de desarrollo espectacular, con el descubrimiento de las
matemáticas, la geometría y la mecánica, así como la lógica en cuanto al
desarrollo intelectual aplicados a la producción, el hombre Americano se había
congelado, o por lo menos, atrasado respecto de sus antepasados eurásicos, en
el estadio medio de la barbarie. Pero como el desarrollo de las sociedades
humanas no son iguales, por diversos factores, muchos grupos étnicos, no
alcanzaron a proyectarse hacia la formación de las naciones propiamente dichas,
en los términos que describe José Stalin en su artículo “El marxismo la
cuestión nacional”, en la que, un grupo étnico, para tener la cualidad de
nación, debería tener algunas cualidades como la comunidad humana estable
históricamente determinada, territorio y una comunidad de idioma, de vida
económica e idiosincrasia nacional. Pero para Federico Engels, en su libro “El
origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, el surgimiento del
Estado, no es un fenómeno independiente del desarrollo general de las naciones,
sino que, es contemporánea al descubrimiento de la propiedad privada que
producirá la división de la sociedad en clases con intereses contrapuestos. El
interés de la clase devenida dominante, hará necesario el descubrimiento del
Estado como el mecanismo por el cual la clase dominante, impone su voluntad a
la sociedad en su conjunto. Por eso, el Estado no es un fenómeno posterior
independiente de la división de la sociedad en clases. Por una diversidad de
factores, no todas las tribus o los clanes que llegaron a América, alcanzaron
el mismo nivel de desarrollo y sobre todo, los pueblos del oriente y la Amazonía,
sufrieron un atraso significativo incluso frente al desarrollo de los pueblos
de occidente. En consideración de tales factores, la “contribución” de OGNs
españolas que han constituido partidos políticos, en la determinación de la
naturaleza del Estado como plurinacional, no refleja el verdadero contexto de
la formación económico social boliviano. No todos los pueblos, o etnias
alcanzaron el grado de desarrollo que les permitiera elevarse a la formación de
naciones o peor aún, del Estado primitivo, y como el caso de los Pacahuaras. Su
inclusión como “naciones” originarias, más parece un exabrupto, cuando como
consecuencia de la tendencia de ampliar los horizontes de dominación de las
fracciones de la clase dominante en la historia del Alto Perú y luego Bolivia,
Fueron sometidos a un sistemático proceso de liquidación étnica, en muchos
casos, bajo el patrocinio de empresas explotadoras de recursos naturales, como
la goma, la castaña, el oro y en general todo tipo de maderas.
Por una publicación del periódico “Los Tiempos” de Cochabamba
de 19 de diciembre del pasado año, nos informamos que hace un año, precisamente
en el mes de diciembre, murió Bose-Yacu una de las últimas pacahuaras. La
“Nación” Pacahuara, recluida por la acción del Estado, a la condición de
fósiles antropológicos en una parcela miserable prestada por una comunidad
religiosa en Puerto Tujuré, en el Beni, cuando su hábitat natural, era las
orillas del rio Pacahuara de la provincia Federico Román de Pando, en su apogeo,
eran dueños de más de la mitad de ese departamento. Estos pobres hombres,
trashumantes, congelados en el estadio medio del salvajismo, solo eran
recolectores y vivían de la caza sobrevivencial y de la pesca. Lo paradójico es
que el oportunismo del pachamanismo masista, aplicando de memoria la fórmula de
la ONG o miembros de PODEMOS española que elaboraron la Constitución Política
del Estado Plurinaciional, entre los cuales Iñigo Errejon (vocero oficial de
PODEMOS), incorporaron a esta tribu, es decir a los pacahuara, como Nación para
fundamentar la tendencia indigenista del “masismo” de crear una nueva
concepción de Estado Plurinacional de peluche, que no tiene fundamento alguno y
cuya contradicción principal radica en el hecho irrefutable que ninguna de las
“naciones”, tiene ninguna fracción de Poder dentro del Estado Plurinacional y
muchos de los cuales, no pasan de ser pequeñas etnias organizadas en tribus,
sin trazas de Poder Estatal ni de gobierno en la concepción moderna, porque por
su nivel de desarrollo, no necesitaban para nada al Estado.
Wilson García Mérida, en su artículo dice, citando a Philippe
Erikson de la Universidad X Nanterre de París, que actualmente, en este Estado
Plurinacional artificial, hay por lo menos tres o más de cuatro grupos étnicos,
diríamos nosotros (Araona, Guarawuque, Chacobo, Uru Chipaya, Leco y Pacahuara)
que están en franco proceso de extinción. Bose-Yacu, la última pacahuara, que
no hace mucho tiempo en una fotografía histórica lucía una tembetá de carrizo
atravesada en el tabique nasal, explicó cantando la dramática paradoja de un
pueblo que vivió en América desde hace por lo menos 40.000 a 19.000 años, como
dueñas del territorio que asumieron como su coto de caza, que perdió frente a
un juez de Pando un juicio, porque de acuerdo con la conclusión leguleya de
este tinterillo altoperuano, los pacahuaras ¡¡¡no demostraron haber sido
reconocidos por el Estado, como una OTB por medio de una resolución
prefectural!!!. No se dio cuenta este ilustre tinterillo, que en realidad los
pueblos originarios fueron anteriores a la ocupación de América, de lo que
nació su derecho originario. Los dueños de la historia vieja de nuestra patria,
excluidos, subyugados y condenados al ostracismo, no demostraron haber sido los
primeros colonizadores de nuestro continente y no demostraron haber vagado por
las cálidas llanuras de oriente, por varios siglos. García Mérida, dice que,
posteriormente a su despojo, los pacahuara, se negaron a reproducirse como un
acto de rebeldía. Era la venganza, como un escupitajo de este grupo étnico en
contra del Estado opresor y colonialista que no merecía contar en su historia,
con el pueblo Pacahuara.
El desalojo de los pueblos de sus tierras de origen, ha sido
desde siempre, una acción permanente del Estado, a fin de favorecer los
intereses de empresarios privados y posteriormente, al promediar 1960, el
interés del Imperialismo, sobre todo yanqui, para tomar control de la
exportación de madera y otros recursos existentes en esos territorios que
descubrieron, que era mejor negociar directamente con esos pueblos, antes que
con el Estado (la nueva Constitución debilito al “Estado Nacional”, dejando
inermes è indefensos a los pueblos ante la voracidad de las transnacionales).
La tesis de la conservación de la cultura e identidad de esos pueblos
primitivos, estaba destinada precisamente para que los recursos y tierras incluidos,
sean enajenados por medio de negociaciones fraudulentas con los saqueadores de
nuestros recursos naturales y las transnacionales.
Triste tragedia del cómico Estado Plurinacional que, bajo la
inspiración de la OGN española, calcó a la realidad boliviana, una realidad que
no cuaja ni siquiera en España, que impuso la plurinacionalidad, sobre todo
como un medio para prebendalizar la representación cautiva de esos pueblos, a
los cuales se reconoció ipso facto como “Naciones originarias” en la forma cómo
se introdujo en el Art.5to I de la C.P.E. La “Democracia” burguesa distorsionó
el voto de esos pueblos por medio de una representación fantasma de “naciones”
ficticias que solo existían en el papel y respecto de las cuales el Estado
Plurinacionla, solo clavó otro clavo en su cruz, cuando a título de respeto a
“sus formas de vida individual y colectiva”, se les condenó a la perpetuación
de su miseria y la extinción étnica.
Los comunistas, sostenemos que, en alianza con los
campesinos, cualquiera que sea su naturaleza y especialmente respecto de los
“pueblos originarios en peligro de extinción, en situación de aislamiento
voluntario” etc., que tenemos el deber de incorporarlos a los beneficios de la
modernidad y al desarrollo en condiciones en que no se colisione los intereses
de esos pueblos y los intereses colectivos del Estado al desarrollo armónico y
democrático y al acceso a los bienes colectivos creados por el trabajo también
colectivo de los trabajadores. Esa es la importancia que tiene para nosotros la
alianza obrero-campesina que no es un canto de sirena, sino el derecho a la
construcción de un país con un Estado nacional, popular, democrático y antiimperialista.
No queremos que a la larga, se repita en nuestro país, la experiencia de las
pieles rojas norteamericanas, encerrados en reservaciones, condenados a la
calidad de fósiles antropológicos que solo existen para las fotos de los
turistas. Queremos verlos activos, trabajando junto con los obreros en la
construcción del socialismo científico. Afirmamos
hasta el cansancio: la revolución no es un asunto de etnias, de razas, sino de
clases con intereses contra puestos. Los campesinos son nuestros aliados
naturales en cuanto explotados, en cuanto pobres, en cuanto proletarios
campesinos, como clase proletaria campesina cuyos intereses colisionaran, tarde
o temprano, con los intereses de los campesinos ricos, de los k’amiris, de los
kápac runas, de los acaparadores de la plus valía que está destinado, tarde o
temprano a generar más burguesía y por ese medio, más clase dominante.
Qué pena por
Bose-Yacu, que cuando murió, nadie se ocupó de ella, ni el lugar de una
miserable noticia en la prensa burguesa y amarillista, ni mereció una misa, ni
una vigilia o un oscuro homenaje de las “organizaciones indígenas campesino-originario”
o de los “movimientos sociales”, que
supuestamente cogobiernan en nuestro país. De acuerdo con el Art. 57 de la Ley
Electoral, existe un diputado que tiene la representación de varios pueblos,
entre ellos, la representación de una “nación” pacahuara inexistente. ¿Se habrá
enterado ese ilustre diputado que la “nación” pacahuara ha dejado de existir?
¿Habrá sugerido una minuta de comunicación de homenaje a la muerte de
Bose-Yacu, la que cantaba la breve historia de su pueblo mártir?.
He ahí, de cuerpo entero, la esencia del Estado Pluri “nacional”.
Dr. Juan García
Barañado.
La Paz, 2 de enero de
2016.
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