viernes, 27 de noviembre de 2015

LA DERROTA DEL POPULISMO EN ARGENTINA

Nosotros ya habíamos previsto la posibilidad de la caída del populismo peronista, casi quince años después del milagro económico de Néstor Kirchner que logró salvar a la Argentina en poco menos de un año cuando las presiones de los organismos internacionales, estaban dirigidas a la solución por la vía de la reducción del área social de la economía. Las causas, son múltiples: una interna y otra externa. La causa interna de la crisis argentina, es el pecado de Cristina Kirchner, de haber pretendido frenar la crisis global emergente de la burbuja inmobiliaria que puso en grave peligro la economía del Estado capitalista más grande del mundo: los Estados Unidos, con recursos populistas. Cristina Kirchner pretendió profundizar los beneficios sociales que habían sido proyectados y ejecutados por Néstor Kirchner en su período de gobierno, a contrapelo de las recomendaciones de los organismos internacionales que buscaban elevar la presión sobre la económica argentina, por medio de los mecanismos monetaristas de reducción de los gastos sociales del Estado y dentro de ellos, la reducción de los costos de producción por la vía de los despidos masivos, la ampliación del ritmo de trabajo y la reducción de los gastos en salud, educación y trabajo. 
El neopopulismo argentino, pensó, en lo más puro del pensamiento peronista, que el peso de la crisis había que repartirlo entre todos los sectores sociales y entre ellos, los propios inversionistas. Con este propósito, es decir, la protección de los sectores sociales del pueblo argentino, rechazó las recomendaciones de los economistas neoliberales y post neoliberales que propusieron bajar los gastos y reducir la presión distributivas, bajando el circulante, porque pensaba que mantener la política kirchnerista iría a producir más endeudamiento y pobreza en un porcentajes superiores a los supuestos beneficios del modelo y la reducción del nivel de la inflación. (Wikipedia). Obviamente que parte de los mecanismos para mantener el costo de vida ens un nivel que pudiera garantizar la paz social, parte de ese costo, fue descargado sobre las espaldas de la burguesía que frente a este “atentado”, reaccionó por medio de los mass media, entre los cuales, el periódico “Clarín” que se convirtió en el portavoz de la derecha reaccionaria, así como varios canales de televisión y radio. Aumentó el nivel de descontrol, los escándalos de corrupción que salpicó a varios miembros del gobierno y de su círculo familiar; pero esto no es todo, la causa externa, la vemos en el análisis de Martha Hárneker, en su libro “El socialismo del siglo XXI”, dice que en las tácticas elaboradas por los laboratorios de la CIA, está llamada “dominación de espectro completo” que comprende no solamente el financiamiento de los golpes de Estado de la manera tradicional, sino una táctica de ocupación integral que abarca el ámbito social, político, gubernamental, económico, administrativo del Estado, la territoriedad de la presencia ideológica yanqui y sobre todo, lo cultural. 
Los mecanismos de inteligencia, han abarcado todo un espectro completo, bajo la mirada satisfecha de la derecha cavernícola y frustrada y del sistema bancario que es el nuevo Poder de la burguesía mundial y que ha hegemonizado lo que antes era detentado por grandes familias patriarcales como los Ford, Vanderbild, Rockefeller y otros y que como consecuencia de la mundialización de la economía, ha puesto a su servicio, es decir de la banca mundializada, incluso a las propias fuerzas armadas del Imperio. En América, también se replica en menor cuantía, esa nueva correlación de fuerzas. El Imperio, por medio de su sistema de dominación y penetración ha alentado las olas de cacerolazos, las masivas manifestaciones “populares”, la desestabilización ideológica y el estado de malestar alentado por sectores atrasados de la propia clase trabajadora. Macri es el producto de laboratorio que representa el retorno de la reacción más retrógrada que estuvo por siempre, vinculada con el fascismo golpista que tanto dolor ha causado en los argentinos. A pocos minutos que Scioli reconoció su derrota, el inefable producto de laboratorio, lanzó una aguerrida arenga pidiendo la salida de Venezuela del MERCOSUR, debido a su agresión contra la democracia, la liberación de Leopoldo López, etc. Macri, ha mostrado que debajo de la piel de cordero, es, no más, el lobo de la derecha. Sus socios en el proyecto continental de desestabilización, le van a cobrar sus aportes y la clase media argentina lo va a lamentar. Ahora el blanco es MERCOSUR, después será UNASUR, etc.,y la reconstrucción del bloque mercantilista que por intermedio de las asociaciones de libre comercio, que busca asegurar en beneficio del Imperialismo, los mecanismos de control de los mercados de provisión de materias primas para contrabalancear la precaria situación de hegemonía en que la ha puesto la China, alcanzarán su ´pleno desarrollo. 
Como decía Marx, la política, no es más que la economía concentrada. Macri reorganizará la economía argentina para devolver a la empresa privada, su poder económico, su Poder político y su rol dominante. El peso de los reajustes previsibles, los va a pagar el pueblo argentino. Como en los primeros años del neoliberalismo chileno impuesto por al sanguinario Pinochet, habrá efusión de recursos y grandes oportunidades para que las grandes empresas se coman a las chicas y se pondrá a la calle a cientos de trabajadores, técnicos e intelectuales. Los hechos no pueden producirse de otra manera. Grecia nos ha mostrado que, a pesar de Tsypras, la derecha tuvo razón y los griegos, sobre todo los más pobres, van a tener que seguir apretando sus cinturones. La derecha, con Macri o sin Macri, está condenada a reproducir más miseria. Nosotros insistimos que un mañana mejor es posible, si aceptamos el reto de proponer al país, a nuestro un nuevo modelo de Estado, Nacional, Popular, Democrático y Antiimperialista. Si logramos dar un paso en esa dirección, la caída de los populismos de todos los pelajes, no nos tiene que tener en cuidado.
Juan García Barañado.
La Paz, 24 de noviembre.

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