Nosotros ya habíamos previsto
la posibilidad de la caída del populismo peronista, casi quince años
después del milagro económico de Néstor Kirchner que logró salvar a la
Argentina en poco menos de un año cuando las presiones de los organismos
internacionales, estaban dirigidas a la solución por la vía de la
reducción del área social de la economía. Las causas, son múltiples: una
interna y otra externa. La causa interna de la crisis argentina, es el
pecado de Cristina Kirchner, de haber pretendido frenar la crisis global
emergente de la burbuja inmobiliaria que puso en grave peligro la
economía del Estado capitalista más grande del mundo: los Estados
Unidos, con recursos populistas. Cristina Kirchner pretendió profundizar
los beneficios sociales que habían sido proyectados y ejecutados por
Néstor Kirchner en su período de gobierno, a contrapelo de las
recomendaciones de los organismos internacionales que buscaban elevar
la presión sobre la económica argentina, por medio de los mecanismos
monetaristas de reducción de los gastos sociales del Estado y dentro de
ellos, la reducción de los costos de producción por la vía de los
despidos masivos, la ampliación del ritmo de trabajo y la reducción de
los gastos en salud, educación y trabajo.
El neopopulismo argentino,
pensó, en lo más puro del pensamiento peronista, que el peso de la
crisis había que repartirlo entre todos los sectores sociales y entre
ellos, los propios inversionistas. Con este propósito, es decir, la
protección de los sectores sociales del pueblo argentino, rechazó las
recomendaciones de los economistas neoliberales y post neoliberales que
propusieron bajar los gastos y reducir la presión distributivas, bajando
el circulante, porque pensaba que mantener la política kirchnerista
iría a producir más endeudamiento y pobreza en un porcentajes superiores
a los supuestos beneficios del modelo y la reducción del nivel de la
inflación. (Wikipedia). Obviamente que parte de los mecanismos para
mantener el costo de vida ens un nivel que pudiera garantizar la paz
social, parte de ese costo, fue descargado sobre las espaldas de la
burguesía que frente a este “atentado”, reaccionó por medio de los mass
media, entre los cuales, el periódico “Clarín” que se convirtió en el
portavoz de la derecha reaccionaria, así como varios canales de
televisión y radio. Aumentó el nivel de descontrol, los escándalos de
corrupción que salpicó a varios miembros del gobierno y de su círculo
familiar; pero esto no es todo, la causa externa, la vemos en el
análisis de Martha Hárneker, en su libro “El socialismo del siglo XXI”,
dice que en las tácticas elaboradas por los laboratorios de la CIA, está
llamada “dominación de espectro completo” que comprende no solamente el
financiamiento de los golpes de Estado de la manera tradicional, sino
una táctica de ocupación integral que abarca el ámbito social, político,
gubernamental, económico, administrativo del Estado, la territoriedad
de la presencia ideológica yanqui y sobre todo, lo cultural.
Los
mecanismos de inteligencia, han abarcado todo un espectro completo, bajo
la mirada satisfecha de la derecha cavernícola y frustrada y del
sistema bancario que es el nuevo Poder de la burguesía mundial y que ha
hegemonizado lo que antes era detentado por grandes familias
patriarcales como los Ford, Vanderbild, Rockefeller y otros y que como
consecuencia de la mundialización de la economía, ha puesto a su
servicio, es decir de la banca mundializada, incluso a las propias
fuerzas armadas del Imperio. En América, también se replica en menor
cuantía, esa nueva correlación de fuerzas. El Imperio, por medio de su
sistema de dominación y penetración ha alentado las olas de cacerolazos,
las masivas manifestaciones “populares”, la desestabilización
ideológica y el estado de malestar alentado por sectores atrasados de la
propia clase trabajadora. Macri es el producto de laboratorio que
representa el retorno de la reacción más retrógrada que estuvo por
siempre, vinculada con el fascismo golpista que tanto dolor ha causado
en los argentinos. A pocos minutos que Scioli reconoció su derrota, el
inefable producto de laboratorio, lanzó una aguerrida arenga pidiendo la
salida de Venezuela del MERCOSUR, debido a su agresión contra la
democracia, la liberación de Leopoldo López, etc. Macri, ha mostrado que
debajo de la piel de cordero, es, no más, el lobo de la derecha. Sus
socios en el proyecto continental de desestabilización, le van a cobrar
sus aportes y la clase media argentina lo va a lamentar. Ahora el blanco
es MERCOSUR, después será UNASUR, etc.,y la reconstrucción del bloque
mercantilista que por intermedio de las asociaciones de libre comercio,
que busca asegurar en beneficio del Imperialismo, los mecanismos de
control de los mercados de provisión de materias primas para
contrabalancear la precaria situación de hegemonía en que la ha puesto
la China, alcanzarán su ´pleno desarrollo.
Como decía Marx, la política,
no es más que la economía concentrada. Macri reorganizará la economía
argentina para devolver a la empresa privada, su poder económico, su
Poder político y su rol dominante. El peso de los reajustes previsibles,
los va a pagar el pueblo argentino. Como en los primeros años del
neoliberalismo chileno impuesto por al sanguinario Pinochet, habrá
efusión de recursos y grandes oportunidades para que las grandes
empresas se coman a las chicas y se pondrá a la calle a cientos de
trabajadores, técnicos e intelectuales. Los hechos no pueden producirse
de otra manera. Grecia nos ha mostrado que, a pesar de Tsypras, la
derecha tuvo razón y los griegos, sobre todo los más pobres, van a tener
que seguir apretando sus cinturones. La derecha, con Macri o sin Macri,
está condenada a reproducir más miseria. Nosotros insistimos que un
mañana mejor es posible, si aceptamos el reto de proponer al país, a
nuestro un nuevo modelo de Estado, Nacional, Popular, Democrático y
Antiimperialista. Si logramos dar un paso en esa dirección, la caída de
los populismos de todos los pelajes, no nos tiene que tener en cuidado.
Juan García Barañado.
La Paz, 24 de noviembre.
Juan García Barañado.
La Paz, 24 de noviembre.
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