En la Unión Soviética, un lugar tan distinto al resto del mundo,
también se celebraba la navidad. Con muchas peculiaridades, pero de una
forma bastante parecida al resto de países occidentales. En occidente
la fiesta pasó de ser una celebración religiosa a ser unas vacaciones
"seculares" en donde las familias se reúnen, dando rienda suelta al
consumo. En la Unión Soviética también predominaba este carácter
secular. Veamos por encima la evolución histórica de estas fiestas.
En la URSS, y aún hoy en los países ex soviéticos, tiene más importancia la celebración de año nuevo que el día de Navidad propiamente
dicho. Hasta el año 1492, el año nuevo era el primer día de marzo. Ese
año se trasladó el inicio de año al 1 de septiembre. Fue el Zar Pedro I,
quien puso el 1 de enero como inicio de año en 1700, adecuándose así al
calendario occidental. Durante el siglo XIX se introducen en Rusia
muchas de las tradiciones navideñas como el árbol de navidad,
procedentes de Prusia. En 1914, el Zar Nicolás II prohíbe muchas de
estas tradiciones al estar en Guerra contra Alemania.
Con la Revolución de Octubre se adopta en 1918 el calendario gregoriano,
para estar acordes al resto del mundo. Es por ello que el año nuevo se
celebra antes que la navidad, ya que la Iglesia Ortodoxa (Aún hoy) se
sigue guiando por el calendario juliano, lo que da lugar a que el día de
navidad sea el 7 de enero. Desde entonces, la celebración de Año Nuevo
tiene una notoriedad importante, mientras que la navidad se reduce a una celebración religiosa de ámbito más privado.
Entre 1929 y 1935 la navidad estuvo prohibida, debido a la pugna entre
el Estado y la Iglesia Ortodoxa. En 1935 se vuelve a celebrar. Los
bolcheviques ven que en el occidente capitalista los niños ricos gozan
de elegantes árboles de Navidad y de regalos, mientras la inmensa
mayoría de niños se tienen que conformar con mirar con envidia a los
ricos. Esto hace que en la URSS se decidiera desde 1935 celebrar el Año
Nuevo por todo lo alto, con especial atención a la infancia. Así es como vuelven las tradiciones navideñas, con regalos y árboles de navidad al alcance de toda la infancia.
Se instalaban árboles de navidad en plazas, teatros, escuelas,
palacios de pioneros etc. También en las casas se instalaban pequeños
abetos. Estos árboles se decoraban con todo tipo de adornos hechos de
vidrio o porcelana, presididos por una estrella roja en lo alto del
árbol. Las familias se reunian y se dedicaban abundantes comidas, se
cantaban canciones propias de la navidad y se ponían en práctica
antiguas tradiciones paganas de cuando lo que se celebraba era el
solsticio de invierno.
El día 1 se celebraba una gran fiesta infantil. Los niños recogían en
sus casas los regalos aparecidos en el árbol. Luego en un lugar público o
en una plaza, se entregaban regalos a los niños antes de comenzar una
jornada de juegos colectivos en donde el niño era el único protagonista.
Los encargados de repartir estos regalos era el "Ded Moroz" (Abuelito helado) y su nieta "Snegurochka" (doncella de las nieves). El
"Ded Moroz" es el equivalente ruso de Papa Noel, y acude siempre
acompañado por su nieta. Al recibir los regalos los niños les hacen
promesas relativas a su comportamiento o estudios.
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| El "Ded Moroz" acompañado de su nieta "Snegurochka" |
En la última noche del año, las familias se reunían para cenar y beber.
Era tradición llevar ropa nueva, comer y beber mucho, con mucho ruido,
risas y euforia. "Pasarás el año así como lo recibas" se solía
comentar en todas las familias. La televisión retransmitía las
campanadas del Kremlin, y al acabar se descorchaba una botella de
champan soviético. Después en la televisión se retransmitía una gala con
los principales artistas del momento, y otras celebridades como Yuri
Gagarin en 1962.
Especialmente duras fueron las fiestas en los años de la guerra. En
1942, estando cercado Leningrado por las tropas nazis, las autoridades
soviéticas decidieron celebrar las fiestas en aquellas circunstancias
apocalípticas. El objetivo era perturbar lo menos posible la vida de los
niños, en medio de aquellas brutales circunstancias. Aquellos años, los
soldados celebraban el año nuevo pintando los tanques con una
felicitación de año nuevo. El Ded Moroz entregaba los regalos con el
uniforme del Ejército Rojo. Pero si hubo unas fiestas especiales, esas
fueron las de 1946 en donde la pena por los familiares perdidos se
mezclaba con la alegría de la victoria.
¡Feliz 2016 a todos y a todas! Especialmente a quienes intentan hacer realidad los sueños de construir una sociedad más justa y humana.










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