La guerra contra Yugoslavia sirvió como coartada para la
supervivencia de una organización militar que tenía por objetivo marcar
territorio a un bloque soviético contra el que nunca osó batallar de
forma directa. Pero desde la destrucción de Yugoslavia las operaciones
militares de la OTAN se han sucedido , la mayoría de las ocasiones con
el entusiastico beneplácito de los medios, o de forma encubierta con el
silencio cómplice de estos, cuando las operaciones secretas así lo han
requerido.
Durante 78 días este país que no declaró la guerra a ningún estado , y mucho menos a un miembro de la Alianza atlántica fue castigado día y noche casi tres meses. La lucha antiterrorista y las acciones de la policia militar contra el UÇK legitimaron la destrucción del tejido industrial, la red de comunicaciones, 100.000 millones de dólares en daños materiales, la contaminación de ríos, tierra y personas, 12,500 heridos y la muerte de entre 2.500 y 4.000 personas. Las cifras oficiales varían según el color del gobierno. Y cuanto más azul Bruselas es, más disminuye el número de víctimas.
En el bombardeo
fueron destruidos o dañados 25.000 edificios de vivienda, 470
kilómetros de carreteras y 595 kilómetros de vías férreas, 14
aeródromos, 40 centros de salud, 18 jardines de infancia, 69 escuelas,
179 monumentos de la cultura y 44 puentes. En la agresión se realizaron
2.300 ataques aéreos, en los que 1.150 aviones de combate lanzaron
420.000 proyectiles de una masa total de 22.000 toneladas.
La negativa a firmar el mal llamado Tratado
de Rambouillet, que no fue más que el inaceptable ultimatum que acabo
por enterrar a Yugoslavia, pues Slobodan Milosevic se negó a que las
tropas de la OTAN fueran las dueñas de la soberanía y recursos
serbo-montenegrinos así como a que desgajar la provincia serbia de
Kosovo-Metohija de su nación soberana fueron la escusa idónea.
Las cifras que hablaban de 100,000 kosovares
muertos , de la expulsión de un millón de kosovares, los estadios de
futbol escenarios de torturas y ejecuciones, las matanzas
indiscriminadas, las prohibiciones y represión de la lengua y cultura
albanesa. Todo ha pasado a engrosar la gran mentira bien urdida por
Washington que aunque no sea más que propaganda de guerra, todavía hoy
prevalece como versión oficial y libro de estilo de no pocos periodistas
y energumenos de baja estofa que viven de ello.
La OTAN usurpó las funciones de las Naciones
Unidas. El Consejo de seguridad nunca aprobó el ataque ni pudo frenar
por incapacidad , (esta vez si la comunidad internacional se cruzó de
brazos excepto contadas y honrosas excepciones).
Las víctimas civiles serbias acabaron siendo
al final más numerosas que las albanokosovares, a las que la OTAN
también contribuyo con los bombardeos de caravanas de refugiados en los
que murieron centenares de civiles que huían de una guerra auspiciada
por Occidente.
Pero no escribimos esto con ánimo
aleccionados ni para reiterar una realidad ya conocida , contrastada e
incluso reconocida por algunos de sus principales protagonistas que
hicieron posible este crimen contra el orden internacional.
Queremos hacerlo , no sólo como recuerdo y
modesto homenaje a tantas y tantas víctimas. A las fallecidas y a las
que viven, a los heridos, y a los desplazados, a quienes siguen
enfermando y quienes son acosados, agraviados, agredidos y asesinados
para que abandonen un hogar que la agresión del 99 les arrebató.
Sirven estas líneas también, si no no
tendría sentido el haberlas escrito como enlace con la actualidad. La
OTAN se fortalece en los países bálticos como supuesto freno a una
agresión rusa que ni se ha producido en momentos peores , en los que la
población eslava ha sido discriminada de una forma asombrosa en Europa,
sin reacción internacional alguna, ni Rusia esta interesada en
desencadenar ninguna guerra que escape de su control. La guerra de
Ucrania es la legitima respuesta rusa al intrusismo de la OTAN en el
gobierno , política y economía de un país Ucrania, que sólo lo es porque
la Rusia de Eltsin lo quiso. Y la guerra del Donbass es también otro
ejemplo de misión por delegación de la OTAN que sostiene, financia,arma y
entrena a los aliados y servidores de un gobierno nacido al albur de un
golpe de estado y de la pavorosa masacre de la Casa de Sindicatos de
Odessa. Para que las cosas queden más claras la colaboración
polaco-estadounidense ha levantado un nacionalismo polaco de marcado
signo racista a medio camino entre el imperio polaco y la UPA.
Pero aunque familiar y cercano, este no es
nuestro escenario principal. En Kosovo y Metohija las tropas de la OTAN
siguen ocupando y separando de facto esta provincia del resto de su
nación , Serbia.
Y el problema es que pese a que el gobierno
serbio, o al menos su presidente Nikolic, no olvida aunque parece
perdonar los crímenes de la OTAN, especialmente en Aleksinac donde
recordó a las victimas( todas civiles) de un bombardeo sobre esta
tranquila área residencial, el resto del gobierno envidia como sus
vecinos se integran y estrechan lazos con la OTAN. Montenegro esta
practicamente dentro,y Serbia ,si Serbia también avanza en este sentido.
El gobierno de Belgrado
ha firmado un documento, (posiblemente una antesala de la adhesión
escalonada) en al que otorga un estatus especial a los soldados de la
Otan dentro de sus fronteras , en una suerte de preacuerdos que otorga
facilidades, servicios e instalaciones a la OTAN con la que colabora en
una suerte de organismo paralelo creado para tal fin con el estúpido y
cínico nombre de Asociación por la paz y convivencia regional. Pese a lo
cual el gobierno, por mucho que se haga fotos con los representantes de
la OTAN y hable de reuniones del más alto nivel, niega la mayor. Serbia
no se integrará en la OTAN.
Por supuesto esto es compartido por una cada vez más crispada oposición y respuesta social
hacia un gobierno que se acerca demasiado a Bruselas , en su hambrienta
búsqueda de un dorado que no es tal, que les incluya dentro del club de
los civilizados, con la aceptación del paquete básico para entrar ,
miembro de la UE y de la OTAN

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